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Las calderas de gasóleo (habitualmente denominado gasóleo C) se utilizan para consumo doméstico: para calefacción y agua caliente (ACS) o sólo calefacción.

En los meses previos a la llegada del invierno, es clave que los usuarios de calderas de gasóleo realicen una puesta a punto de mantenimiento antes de su uso. Después de un largo tiempo sin utilizar nuestra caldera su revisión es imprecindible. Debemos tener en cuenta que los meses venideros las temperaturas caerán rápidamente.

Tipología de calderas de gasóleo

Para empezar, las calderas de gasóleo con depósito de acumulación de ACS integrado de agua caliente son las más idóneas. Éste tipo de calderas son las idóneas si necesitas disponibilidad de agua caliente de forma simultánea en varias zonas de tu vivienda.

También disponemos de las calderas de gasóleo instantáneas, es decir, que calientan el agua en el momento en el cual se necesita. A pesar de que también dan servicio de agua caliente, la disposición no es inmediata. Debemos esperar que el agua calentada por la caldera llegue hasta el punto de uso.

La principal diferencia de las calderas de gasóleo con acumulador respecto a las instantáneas, es que el consumo de las primeras es un poco mayor. Las ACS disponen de un acumulador para mantener el agua siempre caliente, hecho que repercute en su mantenimiento y coste.

Periodicidad de revisión de las calderas de gasóleo

Según el decreto 102/2007 del 20 de Julio, es obligatorio que todo propietario de calderas de gasóleo de calefacción realice una revisión 1 vez al año.

Por lo tanto, según el Gremio de Instaladores de Girona, esta revisión tiene que realizarla un especialista acreditado que consiste en:

  1. Limpiar los filtros del gasóleo, quemador e interior de la caldera.
  2. Regular el termostato.
  3. Cambiar la boquilla inyectora.

En conclusión, podemos decir que hay que considerar esta obligación de mantenimiento como un elemento primordial de seguridad para los ocupantes de su vivienda.